La satiriasis es el nombre que se le da a la adicción sexual masculina (en las mujeres se la conoce como ninfomanía). Se trata de una patología en la cual el hombre solo piensa en sexo y en ocasiones no puede realizar ninguna otra actividad. En este artículo te contamos más sobre ella.
¿Qué es la satiriasis o hipersexualidad?
La satiriasis es una necesidad incontrolable por el sexo de cualquier tipo -relaciones sexuales con otras personas, masturbación o pornografía- que se manifiesta en los hombres. Esto no quiere decir que las mujeres no la padezcan, solo que en ese caso lleva otro nombre: ninfomanía.
En la actualidad se engloban ambos conceptos dentro de uno solo, la hipersexualidad. Pero en este caso nos dedicaremos al sufrido por individuos masculinos. Básicamente está basada en un aumento de la libido y una obsesión por todo lo relacionado con el sexo.
No todos los psicólogos y médicos se ponen de acuerdo para determinar en qué momento aparece la adicción sexual masculina, debido a que el deseo puede ser variable en las personas. Sin embargo, se afirma que la satiriasis se hace más latente cuando esa persona no puede realizar ninguna otra actividad, ya sea solo o acompañado, debido a su constante pensamiento y deseo de sexo.
A su vez, dicho comportamiento suele causar un alejamiento social, es decir, que el individuo no frecuenta a sus familiares o amigos. También provoca problemas laborales o profesionales, debido a su falta de concentración, reiteradas ausencias en el trabajo o actitudes peligrosas hacia sus compañeros o clientes.
Igualmente, merece la pena destacar que la hipersexualidad, es algo ‘secreto’ u ‘oculto’ ya que la persona no lo comenta ni comparte con otras personas. Al principio, aquellas personas que lo rodean creen que está deprimido, cansado o abrumado de tanto trabajo.
Luego, cada vez lo ven menos porque se ‘refugia’ en su casa y no tiene contacto con nadie. Cuando el trastorno es realmente evidente es cuando alguien ‘descubre’ qué hace en su día a día.
La satiriasis además está caracterizada por una estimulación genital frecuente, la cual puede derivar en heridas o problemas a nivel dérmico (como enrojecimiento del pene).
En el plano emocional, esta persona puede sentirse culpable, ansioso, deprimido ya sea antes o después de consumar el sexo. Es lo mismo que sucede cuando alguien es adicto a una droga: solo encuentra tranquilidad y bienestar mientras la consume; el resto del tiempo es infeliz.
La adicción sexual masculina: no es igual que disfrutar del sexo
Muchas personas confunden la satiriasis con el placer que producen las relaciones sexuales o la autosatisfacción. Sin embargo, va mucho más allá que eso. La adicción sexual masculina está incluida dentro de los trastornos obsesivos compulsivos y por lo tanto, no es posible controlarla ni encauzarla.
Esto significa que el adicto al sexo no puede desarrollar una vida normal, ya que todos sus pensamientos están dirigidos a una sola cosa: el disfrute sexual. Como se dijo anteriormente, esto puede traer muchos problemas en lo social, familiar o laboral.
Por ello no debemos confundir con llevar una vida sexual muy activa, como sucede por ejemplo durante la juventud, y tampoco con lo bien que nos sentimos al tener sexo. La satiriasis es algo más grave o profundo y su origen es la falta de satisfacción con uno mismo.
Una persona adicta al sexo no se siente feliz en nada de lo que hace (trabajo, pareja, etc) y necesita de ciertos estímulos para estar bien. Al principio puede encontrar ese goce en una película pornográfica y en la masturbación. Luego buscará múltiples parejas ocasionales con las cuales tener sexo y quizás más de una en una misma noche o al mismo tiempo.
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Pero no se detendrá allí, debido a que según pase el tiempo precisará más y más estímulos para sentirse bien. Y esa sensación será tan efímera como lo que dure el sexo. Por ello es que no habrá otro pensamiento que aparezca en su mente. Cuando no reciba placer sexual estará deprimido y ansioso… Por lo tanto buscará continuamente objetivos para poder saciar esa necesidad.
La conducta de recurrir al sexo de forma compulsiva tiene como objetivo ‘llenar un vacío’ emocional y dejar de lado la soledad.
Es muy importante determinar en qué momento se pasa de disfrutar del sexo a ser un adicto a él. Si una conducta interfiere en la vida cotidiana, si pone en riesgo relaciones familiares o sociales, si solo se piensa en tener relaciones sexuales, si cada vez se necesitan estímulos mayores para pasarlo bien y si la depresión aparece apenas se llega al clímax, entonces puede ser preciso consultar con un profesional.
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Cuánto más pase el tiempo sin aceptar que se tiene un problema, más difícil será recuperarse o sanarse. Una adicción, cualquiera sea, requiere de mucho compromiso por parte de la persona que la padece. Y también es fundamental que quienes la rodean sirvan de apoyo y contención.
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